Ursula Le Guin: Los realistas de una realidad más amplia

Ursula Le Guin: Los realistas de una realidad más amplia

Esta es la segunda publicación de la sección Fake Fan dedicada a uno de mis faros literarios. Ya en la publicación dedicada a Neil Gaiman[1] había mencionado una de esas anécdotas literarias fascinantes que a todos nos alborotan la ensoñación y de las cuales se han valido autores como Santiago Posteguillo para escribir volúmenes de ensayos deliciosos: En los National Book Awards de 2014, en Estados Unidos, Neil tuvo el privilegio de entregar el reconocimiento al logro de toda una vida a una de sus heroínas, una de las escritoras que más lo influenciaron y quien fuera inspiración decisiva para que él mismo decidiera dedicar su vida a las letras.

Así es, esta vez le corresponde el turno a la maravillosa e inigualable Ursula K. Le Guin. Si uno quisiera hacer justicia a esta mujer, no terminaría de escribir nunca. Optaré por un camino alternativo: Ursula para mí. Supe de su existencia hace unos cuantos años porque es imposible leer sobre ciencia ficción y no toparse con su nombre aquí y allá. Luego, hace ya casi dos años (2018), más exactamente en la celebración de mi cumpleaños, mi hermana Matilde me regaló una novela que a ella le había gustado mucho, pero, anticipando que quizá no ocurriese lo mismo conmigo, me dio el recibo por si quería cambiarlo.

No sabe ella cuánto aprecio tal gesto de amabilidad, pues soy un desastre para leer libros regalados o recomendados. En la lectura como en la escritura aplico a cabalidad el dicho de Charly García que reza: “Mi capricho es ley”. Siempre escribo y leo lo que me da la gana, ni más ni menos. Infortunadamente, Mati había comprado la novela en un lugar que me genera conflicto: La Librería Nacional. Para mí una librería es un lugar encantado, de fábula. Por lo tanto, emplear el vocablo “librería” en el nombre de un establecimiento comercial tiene unas implicaciones imponderables, que por mucho exceden el espacio y el interés de este texto, pero baste advertir que no es algo que pueda tomarse a la ligera.

Entré a la tienda de libros comercialmente admisibles dispuesto a que la magia desmintiera mi animadversión. Después de todo, era mi cumpleaños y, en ese en particular, había recibido ya uno de los obsequios más significativos de mi vida. Acortando la historia, en la sección de libros en inglés encontré el primer volumen de una edición de colección del ciclo de Hainish, dentro del cual figuran algunos de los cuentos y novelas más notables de Ursula, tanto por su composición literaria como por su impacto cultural. Tardaré lo que me queda de vida en comprender la dimensión del portento que tuvo lugar aquel día. Amo cada vez que la magia me calla la boca.

Empecé por el cuento Vaster Than Empires and More Slow y terminada su lectura supe que estaba enamorado. Otra vez. Exactamente como cuando leí The Fog Horn, de Ray Bradbury. Desde entonces la magia de Ursula ha ido engrosando los anaqueles de mi biblioteca, de manera lenta pero constante. Además del mencionado volumen, adquirí su traducción del Tao Te Ching (que merece su propia publicación en Fake Fan, tanto por el valor que ha tenido el texto chino en mi vida como por los pormenores del ejercicio interpretativo que llevó a cabo la mujer maravillosa, desde las consideraciones poéticas hasta las deliberadas y audaces apuestas de género); la edición de colección, en dos volúmenes, de su narrativa breve, compilada y prologada por ella misma; y la edición de colección The Books of Earthsea, que compendia todas las novelas de esta serie en pasta dura y con ilustraciones de Charles Vess. De igual modo tuve la oportunidad de ojear brevemente su colección de ensayos The Wave in the Mind: Talks and Essays on the Writer, the Reader, and the Imagination, cuando fue adquirida por otra mujer hermosa por quien tengo un gran cariño.

Hay dos méritos (uno histórico y el otro literario) que no pueden faltar en un texto que pretenda llevar a Ursula K. Le Guin a nuevos lectores. Ursula fue de una de las primeras mujeres en escribir ciencia ficción en Estados Unidos y contribuyó a abrir un género que hasta entonces se creía exclusivamente masculino a otras escritoras y lectoras. Esto ocurrió en plena tercera ola del feminismo, durante los años sesenta. Ya desde entonces se sentía bastante incómoda con las etiquetas ideológicas o políticas, por lo que nunca quiso autoproclamarse feminista, cosa bastante profética si uno mira el actual estado de cosas de esa etiqueta en particular. No obstante, su aporte al feminismo es indiscutible y de repente más significativo que el de algunas de las más bulliciosas y belicosas activistas.

Por otro lado, Ursula desempeñó un papel fundamental en lo que habría de llamarse la Nueva Ola de la ciencia ficción. Durante este período el género se apartó de las historias de vaqueros en el espacio que habían predominado desde los años veinte y que actualmente siguen siendo rotundos éxitos de taquilla en la industria cinematográfica, compensando su pobreza narrativa con una estética visual formidable cuya evolución no ha parado desde hace seis décadas. Los personajes masculinos unidimensionales, machos machotes, con el espectro moral de un troglodita y los personajes femeninos meramente decorativos, como princesitas espaciales, fueron reemplazados por humanos, por hombres y mujeres reales como los que somos y con quienes convivimos en nuestra cotidianidad. El aporte de Ursula en este sentido es fundamental, creando personajes de una complejidad inusitada en la ciencia ficción y en todo caso infrecuente en las narrativas más comerciales, y explorándolos con la comprensión y la paciencia de la persona más bellamente trabajada y moralmente plena que pueda concebirse, más o menos como se imagina uno que hubiesen sonado Buda o Jesucristo o Lao Tse de haberse dedicado a la narrativa.

Nuestra autora se refería a veces a su particular aproximación al género como “ciencia social ficción”, dado que sus historias suelen ser protagonizadas por psicólogos, antropólogos, sociólogos y demás especialistas en lo que se conoce como ciencias blandas/humanas/sociales. Como es lógico suponer, las preocupaciones que se plasman en dichas historias tienen que ver con el comportamiento humano, la libertad, la diferencia, las relaciones, etc. Por eso una de las características más prominentes de su estilo es el desarrollo profundo de los personajes y de las interacciones entre ellos, de modo que la empatía, tan de moda por estos días pero tan difícil de puntualizar, es protagonista de cada singular texto que la hermosa Ursula escribió en su paso por este planeta. Sin querer meterme en camisa de once varas, podría argüirse que Le Guin introdujo un rasgo típicamente femenino (en el mejor sentido posible de esta expresión) a un subgénero literario hasta entonces por completo carente de él, a saber, la comprensión del otro, eso que en humanidades y en filosofía ha dado en conceptualizarse como alteridad.

Siendo la libertad uno de sus valores más preciados, por el cual luchó toda su vida en sus diferentes ámbitos, Ursula tenía particular recelo por el arte que se hace con el fin exclusivo o siquiera la prioridad de vender. Dado que buena parte de su obra se enmarca dentro de dos géneros hasta hace muy poco considerados menores en Estados Unidos, y aún hoy en muchos ámbitos literarios, que le fuese otorgado el premio al logro de toda una vida en los National Book Awards de 2014 supuso un acontecimiento sin precedentes en las letras estadounidenses. El discurso que pronunció en dicha ceremonia es una defensa sin tregua de la libertad creativa, de la razón de ser de cualquier creación estética que tenga la osadía de autoproclamarse arte y del papel social del artista que entiende que, como cualquier otro humano, se debe a las demás personas y no podría existir sin ellas. Las palabras nos llegan con la convicción, el ímpetu y la autoridad de una mujer y escritora realizada, a escasos tres años de su muerte, que se erige como una profeta del siglo que recién empieza y que se nos viene encima como un tsunami. Ofrezco en lo que sigue la transcripción completa del discurso de Ursula en inglés e inmediatamente después mi traducción al español. Al final de la entrada está el video con los discursos completos de Neil y Ursula para quienes quieran deleitarse con ellos.

The Realists of a Larger Reality (speech by Ursula K. Le Guin in the National Book Awards Ceremony, 2014, United States)

Thank you, Neil… And to the givers of this beautiful reward, my thanks, from the heart; my family, my agents, my editors, know that my being here is their doing as well as mine, and that the beautiful reward is theirs as much as mine… And I rejoice in accepting it for and sharing it with all the writers who were excluded from literature for so long, my fellow authors of fantasy and science fiction, writers of the imagination, who for the last 50 years watched the beautiful rewards go to the so called “realists”…

I think hard times are coming when we will be wanting the voice of writers who can see alternatives to how we live now and can see through our fear-stricken society and its obsessive technologies, to other ways of being… and even imagine some real grounds for hope. We will need writers who can remember freedom, poets, visionaries, the realists of a larger reality…

Right now, I think we need writers who know the difference between production of a market commodity and the practice of an art. Developing written material to suit sale strategies in order to maximize corporate profit and advertising revenue is not quite the same thing as responsible book publishing or authorship. Thank you, brave applauders… Yet I see sales departments given control over editorial, I see my own publishers in a silly panic of ignorance and greed charging public libraries for an ebook 6 or 7 times more than they charge customers… We just saw a profiteer try to punish a publisher for disobedience… and writers threatened by corporate fatwa… and I see a lot of us, the producers, who write the books, and make the books… accepting this! Letting commodity profiteers sell us like deodorant, and tell us what to publish and what to write? Hmmm… Well… (Laughter)

I love you too darling (to someone who yelled from the crowd). Books, you know, they’re not just commodities, the profit motif is often in conflict with the aims of art, we live in Capitalism, its power seems inescapable… so did the divine right of kings. Any human power can be resisted and changed by human beings. Resistance and change often begin in art, and very often in our art, the art of words. I have had a long career and a good one, in good company… And here at the end of it I really don’t want to watch American literature get sold down the river. We who live by writing and publishing want and should demand our fair share of the proceeds… But the name of our beautiful reward is not profit; its name is freedom. Thank you.

Versión en español: Los realistas de una realidad más amplia (discurso pronunciado por Ursula Le Guin en la ceremonia de los National Book Awards, 2014, Estados Unidos)

Gracias Neil… Y a quienes me otorgan este hermoso premio, gracias, de corazón; mi familia, mis agentes, mis editores, saben que el hecho de que yo esté aquí se debe a ellos tanto como a mí y que el hermoso premio es tan suyo como mío… Y me regocija aceptarlo por y compartirlo con todos los escritores que fueron excluidos de la literatura por tanto tiempo, mis colegas escritores de fantasía y ciencia ficción, escritores de la imaginación, quienes durante los últimos 50 años vieron los hermosos premios ir a los supuestos “realistas”…

Creo que se avecinan tiempos difíciles en los que vamos a necesitar la voz de escritores que puedan ver alternativas a como vivimos ahora y que puedan ver más allá de nuestra sociedad amilanada y sus tecnologías obsesivas, hacia otras maneras de ser… e incluso imaginar algún sustento real para la esperanza. Necesitaremos escritores que puedan recordar la libertad, poetas, visionarios, los realistas de una realidad más amplia…

Ahora mismo, creo que necesitamos escritores que sepan la diferencia entre la producción de una mercancía y la práctica de un arte. Desarrollar material escrito que se ajuste a estrategias de venta con el fin de maximizar la utilidad corporativa y los dividendos publicitarios no es precisamente lo mismo que la autoría y la publicación responsable de libros. Gracias, valientes aplaudidores… Sin embargo, veo departamentos de ventas a los que se les da el control editorial, veo mis propia editorial en un tonto pánico de ignorancia y avaricia cobrándole a las bibliotecas públicas por un libro digital 6 o 7 veces más de lo que le cobran a los compradores… Acabamos de ver a un usurero que intento castigar a una editorial por desobediencia… y a escritores amenazados por la fatwa corporativa[2]… y veo a muchos de nosotros, los productores, quienes escribimos los libros y hacemos los libros… ¡aceptando esto! ¿Dejando que los usureros de la mercancía nos vendan como desodorante y nos digan qué publicar y qué escribir? Hmmm… Bueno… (Risas)

Yo te amo a ti, querida (en respuesta a alguien del público que gritó). Los libros, ustedes saben, no son sólo mercancías, el tema de la utilidad suele estar en conflicto con los objetivos del arte, vivimos en el capitalismo, su poder parece inescapable… También lo parecía el derecho divino de los reyes. Cualquier poder humano puede ser resistido y cambiado por humanos. La resistencia y el cambio suelen comenzar en el arte y con gran frecuencia en nuestro arte, el arte de las palabras. He tenido una larga y muy buena carrera, en buena compañía… Y aquí, al final de ella, de verdad no quiero ver la literatura estadounidense vendida al mejor postor[3]. Quienes vivimos de escribir y publicar queremos y debemos exigir nuestra parte de las ganancias… Pero el nombre de nuestro hermoso premio no es lucro; su nombre es libertad. Gracias.


[1] Mantengo el texto original que alcancé a publicar en mi primer intento de página web, hace tres años más menos, pero debo confesar que borré accidentalmente el texto dedicado a Neil Gaiman. Habrá que volverlo a escribir cuando haga bueno, con tres años más de amor, admiración y gratitud hacia Neil, y muchas más lecturas suyas, tanto en papel como en video. El solo prospecto de ponerme esta tarea me hincha el corazón de felicidad.

[2] Hace referencia a las fatwas islámicas. Es una forma coloquial de referirse a una suerte de edicto de obligatorio cumplimiento, so pena de castigos severos o hasta sentencia de muerte. Ya saben, con esa sutileza con la que las corporaciones defienden sus intereses económicos.

[3 La expresión idiomática “sell down the river” hace referencia a una venta a traición, en la cual se insulta el valor (que puede ser inmaterial) de aquello que se vendió. “Vender al mejor postor” fue el análogo en español más cercano en significado que encontré.

1307 858 El Puente de Octarina
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